Manuelita, militante de la libertad

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Ayer, 5 de julio, fue colocada junto a los restos de Simón Bolívar en el Panteón Nacional de Venezuela la urna con los “restos simbólicos” de Manuelita Saenz, en un acto en el que participaron los presidentes de Ecuador y de Venezuela.

En la ceremonia Hugo Chávez anunció que ascendía a Sáenz a generala ‘honorífica’ de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana de Venezuela (FANBV), cargo que ya ostenta en Ecuador desde hace tres años.

Al cierre de este homenaje a la compañera sentimental y de armas de Bolívar, planeado a propósito del bicentenario de la independencia de Ecuador y Venezuela por los gobiernos de estos dos países, surgió la polémica en torno a la utilización de su figura y sobre el significado de hacer viajar hasta Caracas un trozo de tierra de Paita y no los verdaderos restos de Manuelita.

El historiador venezolano Walter Márquez, por ejemplo, ha denominado a este entierro “fraude histórico”.  Recordó que hace unos años una comisión de antropólogos, forenses e historiadores trataron de ubicar infructuosamente la tumba de Manuelita en el cementerio de Paita.

La feminista peruana Diana Miloslavich ha recordado que ella estuvo en esa ocasión en Paita, acompañando a la delegacion ecuatoriana presidida por la honorable escritora y luchadora social Nela Martinez y que, llegados al cementerio, “se hicieron todos los esfuerzos por ubicar los restos, pero fue imposible”. 

Se presume que los restos de Manuelita fueron a parar a una fosa común. Incluso que, al morir de difteria, éstos podrían haber sido incinerados, junto con sus pertenencias. 

Pero hay tres temas que destacar a raíz de estos homenajes a Manuelita:

Primero, lo simbólico y reivindicativo del paso de los restos, también simbólicos, por Colombia (aunque más discretos que en Ecuador y Venezuela, sí hubo homenajes al paso de la urna por Bogotá y Nariño), país de donde fue expulsada a la muerte de Bolívar, en 1830.  Ecuador ha repetido, multiplicado, el sentimiento de cariño a su heroína nacional (la estatua que muestra la foto en esta entrada, que me envió Alexandro Saco, está en Quito), pasando una vez más la página escrita en 1835, cuando las autoridades le negaron el ingreso a su propia patria.

Fue por eso que decidió instalarse en Paita.  Y aquí viene el segundo tema:  comprobar que los restos de Manuelita, en verdad, siguen en Perú.  

Vicente Rojas, ex embajador de Perú en Ecuador y quien develara el busto a Manuela Saenz en Paita, me escribió a propósito de este punto señalando:  “Nosotros que la recibimos - por lo menos - y la tuvimos hasta su muerte, guardando sus recuerdos y sus sueños hasta el final de sus días, tenemos el derecho, aunque la compartamos, de seguir teniéndola  en nuestra patria”.  Manuelita no se ha ido porque no puede irse, agregó. Por lo tanto, los peruanos y peruanas seguimos teniendo pendiente la tarea de nuestro homenaje a su figura.

Y finalmente, el viaje de los restos simbólicos de Manuelita de Paita a Caracas también han servido para reavivar el debate sobre su rol histórico:  Libertadora del Libertador, sí, pero ella tuvo méritos militares y políticos propios, antes y después de conocer a Bolívar.

Se involucró en actividades políticas contra las autoridades españolas, apoyó la causa de Bolívar por liberar la Nueva Granada y la de San Martín por independizar el Perú, apoyó el cambio del Batallón Numancia a las filas patriotas. 

En suma, antes que ser la compañera de Bolívar, Manuelita fue una militante de la causa de la libertad. 

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