Mujeres y elecciones 2011: ¿sólo cuestión de moda?

Filed under by Mabel Barreto on 5:55

¿Están “de moda” las mujeres en nuestra machista política nacional?

Tenemos 3 candidatas a la presidencia: Keiko Fujimori (Fuerza 2011), Mercedes Aráoz (Apra) y Juliana Reymer (Fuerza Nacional).

Aráoz no es la primera mujer en tentar la presidencia por el Apra (Mercedes Cabanillas postuló en 1995), pero sí es la primera candidata independiente de este veterano partido.


Dos candidatas presidenciales en 15 años aparentemente pintarían un panorama muy distinto al que vivieron mujeres como Magda Portal, una de las fundadoras del Apra, quien renunció a su partido en 1948 porque Víctor Raúl Haya de la Torre decidió excluir a las integrantes del comando femenino del Comité Ejecutivo Nacional. Su argumento, que Portal rechazó, fue que las mujeres no eran “auténticos miembros del partido aprista”, sólo simpatizantes, ya que no votaban.

Hoy votamos y somos candidatas, pero ¿cuánto estamos realmente avanzando las mujeres en participación política? ¿Puede considerarse un avance que algunos dirigentes hombres, como Alan García, quien impuso la candidatura de Aráoz en su partido, decidan “conceder” un espacio de representación a una mujer porque “está de moda” que ellas participen en las competencias electorales?

Empecemos con la mirada cuantitativa:

En las 10 planchas presidenciales hay 3 mujeres candidatas a la presidencia, 1 candidata a la primera vicepresidencia (la congresista Marisol Espinoza, en Gana Perú) y 5 candidatas a la segunda vicepresidencia (Nidia Vílchez en el Apra, Rosa Núñez de Acuña en Solidaridad Nacional, Marisol Pérez Tello en Alianza por el Gran Cambio, Elba Quiñones en Fuerza Social e Irma Grados en el Partido Fonavista). Finalmente, hay dos grupos que no llevan ni una sola mujer en sus planchas: Perú Posible y Adelante, el partido de Rafael Belaunde.

En el 2006 hubo 3 mujeres postulantes a la presidencia (Martha Chávez, Susana Villarán y Lourdes Flores) entre 8 candidaturas. Las 3 mujeres del presente proceso hacen un 30% del total de 10 candidaturas. Que se mantenga el porcentaje es un dato interesante.

Que haya mujeres en 8 de las 10 planchas, como candidatas presidenciales o vicepresidenciales, también es importante. Si los hombres se están dado cuenta que una mujer puede hacer una importante diferencia de votos, es que ya pesamos.

Ahora, algunos apuntes para una mirada cualitativa:



Primero, ¿tienen las mujeres designadas como candidatas una agenda propia de trabajo, llevan consigo una agenda de defensa de los derechos de la mujer para ponerla en práctica si llegan al poder?

En el caso de Keiko Fujimori, ya sabemos que el principal punto de su agenda es la libertad de su padre. Y si esto se cumpliera, existen dudas sobre quién gobernaría realmente. El dictador, más que probable, no se resigne a quedar a un lado (ya nos dio suficientes muestras de su vocación de mantener el mando a las buenas o a las malas).

Aráoz ha mencionado reivindicaciones para la mujer tales como igualdad en el trabajo y reducción de la brecha salarial entre hombres y mujeres que trabajan. Y ha levantado estas banderas frente a un contendor que no lleva mujeres en su plancha –Alejandro Toledo-, llamándolo “machista” y “discriminador” (también lo ha hecho Keiko). La candidata del Apra, sin embargo, es corregida en público por los líderes apristas. Quiso llevar independientes en las listas parlamentarias y le están imponiendo una lista partidaria. Anunció que no habría personajes vinculados a la corrupción entre los candidatos al Congreso y Del Castillo, Premier que dejó el cargo por el caso Petroaudios, es quien encabeza la lista por Lima. En suma, Aráoz pregona la independencia de las mujeres, pero practica la sumisión con el partido que la designó candidata.

Otro ejemplo del avance-retroceso que simbolizan las actuales candidatas: Rosa Núñez de Acuña, postulante a la vicepresidencia por Solidaridad Nacional, insiste en llevar el apellido de su aún esposo, César Acuña, quien integra un grupo contrario –Alianza por el Gran Cambio, de Pedro Pablo Kuczynski- por más que estén separados. Acuña ha declarado que la mayor experiencia política de su ex cónyugue es haber estado casada con él.

El factor “suerte”: La designación de Juliana Reymer, candidata a la presidencia por Fuerza Nacional, grupo fundado y liderado por Ketín Vidal, se dio ante la necesidad de reemplazar al exitoso general, inicialmente elegido candidato de este partido, al ser nombrado asesor en seguridad de Alejandro Toledo.



¿Qué ocurre en los partidos peruanos para que se dé esta situación, contradictoria con una mayor presencia de las mujeres en política?

En el libro “Partidos políticos y Paridad: la ecuación pendiente” se recogen resultados de un estudio de género sobre 94 partidos a nivel latinoamericano. Coeditado por IDEA Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo para llamar la atención sobre los déficits de representación de la mujer en los partidos de América Latina, nos da algunas pistas: tras minucioso análisis de datos como número de militantes hombres y mujeres, porcentajes de participación en los comités directivos partidarios, sistemas de elección de candidatos y candidatas; se concluye que en la mayoría de partidos latinoamericanos no hay una masa crítica de mujeres en el nivel estratégico del partido, tema agravado por el hecho de que las mujeres con puestos de liderazgo en el CEN son relegadas a los cargos de menor poder en tales estructuras (por ejemplo, las clásicas “secretarías de la mujer”).

Y esto determina, casi como ecuación matemática, el sesgo masculino en decisiones como la elección de candidaturas. La igualdad, traducida en paridad en las listas partidarias, sigue siendo una ecuación pendiente, como apunta el título del libro.

Breve y contundente: si no hay mujeres que también decidan en los partidos, no puede esperarse milagros a la hora de las candidaturas.

La gran paradoja es que, yendo a las bases, el estudio demuestra que sí hay mujeres, incluso en mayor proporción que hombres, en las militancias. Están ausentes en los comités ejecutivos nacionales, allí donde se toman las grandes decisiones del partido.

Las mujeres, según el estudio citado, son el 51% (promedio estadístico sobre los 94 partidos estudiados) de la militancia de los partidos. Sin embargo, a medida que el poder aumenta, la presencia de mujeres disminuye: hasta el 2009, constituían el 19% de los Comités Ejecutivos y la proporción de mujeres que ejercían como presidentas o secretarías generales sólo alcanzaba un 16%.

Que las cosas pueden ser diferentes con más mujeres en los puestos de dirección de los partidos lo prueban las recientes elecciones municipales, cuando dos mujeres, líderes de sus respectivos partidos, disputaron la alcaldía de Lima. Tanto Susana Villarán en Fuerza Social, como Lourdes Flores en el PPC, lo tienen claro: para entrar a tallar en el partido, hay que participar, y hacerlo donde se toman decisiones.

“Las mujeres al poder” tendrá que seguir siendo nuestro grito de batalla. Primero, al poder en el mismo partido, para lograr dar el gran salto, que ojalá se convierta en “asalto” de los cargos públicos.